jueves, 8 de diciembre de 2016

Úlcera de buruli


¿Qué es?


La úlcera de Buruli es una enfermedad infecciosa crónica causada por la Mycbacterium ulcerans. 
Esta aparece en países de clima templado y se caracteriza por un proceso progresivo de debilitación de la piel, que suele afectar a las extremidades. 

La bacteria

La Mycobacterium ulcerans necesita para proliferar unas temperaturas cálidas (sobre 30ºC), y concentraciones de oxígeno bajas. Cuando se encuentra en un hábitat cómodo, esta produce toxinas (micolactona), que dañan los tejidos a la vez que producen inmunodepresión, dificultando la respuesta del organismo ante la infección. 

¿Cómo se transmite?

La forma de contagio de esta enfermedad es todavía desconocido. 

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma inicial es la aparición de un nódulo o un endurecimiento indoloros en las piernas, acompañado de edema en piernas, cara o brazos. 

Como es conocido, el dolor o la fiebre son un método que emplea el sistema inmunitario para destruir los agentes infecciosos que penetran en nuestro organismo. En este caso, como la micolactona tiene propiedades inmunosupresoras, el sistema inmune no responde ante la infección, lo que hace que la enfermedad se desarrolle sin la aparición de dolor o fiebre. 
A medida que la enfermedad avanza, y, sobre todo si no se trata con los fármacos adecuados, el nódulo, endurecimiento o el edema se transforman en aproximadamente un mes en úlceras. 


Esta lesión puede llegar a afectar a los huesos, provocando la deformación de las extremidades. 



Según la tipología de las manifestaciones clínicas, podemos clasificar la gravedad de la enfermedad en tres. 
Hablamos de grado I cuando existe una sola lesión de pequeño tamaño, de grado II cuando se forma un endurecimiento o placa (que puede crear úlceras o no), y edema. Hablamos de grado III cuando aparece osteítis, osteomielitis o se ven afectadas las articulaciones. 



¿Cómo se diagnostica?

Conocemos como diagnóstico clínico cuando se tienen en cuenta factores como la edad, la zona en la que vive el paciente, la localización de las lesiones y el grado de dolor para realizar el diagnóstico. 

Una vez se ha realizado un diagnóstico clínico, se toma una muestra de las lesiones, y esta se observa en microscopio y se realiza un cultivo de la misma. 

¿Cómo se trata?
La base del tratamiento de esta enfermedad es una variedad de antibióticos acompañado de soluciones terapéuticas para la sintomatología. Las diferentes combinaciones de antibióticos se administran durante dos meses, sin tener en cuenta la fase de la enfermedad en la que se encuentre el paciente. El tratamiento complementario consiste en la higiene y desinfección de las heridas, así como la cirugía (sobre para injertos cutáneos. 


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