Conocido también como Roséola infantil o Sexta enfermedad.
¿Qué es?
Es una infección benigna vírica típica de la infancia, especialmente de los niños pequeños de seis meses a tres años.
El cuadro clínico de esta infección es muy característico: fiebre elevada durante tres días y aparición de una erupción cuando desaparece la fiebre en forma de manchas rosadas que no producen picor.
Es una infección que no necesita un tratamiento específico y se resuelve de forma espontánea en menos de una semana.
Es conocida también como sexta enfermedad porque fue descrita en este orden dentro de las enfermedades exantemáticas propias de la infancia, de las cuales hemos hablado en entradas anteriores.
¿Cuáles son sus causas?
Es producida por dos tipos de virus herpes, el virus herpes humano 6 y el virus herpes humano 7. El herpes 6 es el más frecuente, dándose en el 80-90% de los casos.
Prácticamente todos los niños pasan la Roseola en la infancia ya que es muy contagiosa. Es raro que aparezca en lactantes menores de seis meses, porque hasta esa edad suele haber anticuerpos maternos que han pasado a través de la placenta ejerciendo una función protectora en el bebé.
El virus que produce esta enfermedad afecta únicamente a humanos. Una vez pasada la infección el virus herpes se queda dormido en el organismo, es decir que incluso los adultos que la han pasado sin padecer síntomas pueden eliminarlo a través de las vías respiratorias e infectar así a los pequeños. Lo mismo ocurre con los niños que ya han pasado la enfermedad. Las infecciones ocurren durante todo el año , sin un patrón estacional característico. Por eso es tan frecuente, debido a su elevada contagiosidad. La Roséola es siempre una infección adquirida, no congénita.
¿Cuáles son sus síntomas?
El período de incubación de esta enfermedad es largo, de 7 a 10 días; durante esta fase el bebé puede tener síntomas catarrales inespecíficos como tos escasa y algo de mucosidad.
- Fiebre alta al inicio.
- Exantema o sarpullido típico; manchas rosadas no sobreelevadas que se localizan en la cara, cuello, tronco y raíz de extremidades.
- Adenopatías en algunos casos.
Aunque no es un síntoma específico pueden producirse también convulsiones febriles. Son convulsiones benignas y no implican riesgo de epilepsia en el futuro.
¿Cómo se diagnostica?
Es fundamentalmente clínico, es decir que se basa en la exploración del niño afectado. El especialista debe descartar otras enfermedades que causan fiebre elevada.
Lo que diferencia a esta enfermedad de otras afecciones exantemáticas es que el sarpullido aparece solamente cuando el niño ya no tiene fiebre,
Solo en algunos casos, como en pacientes con afectación del sistema inmunológico se realiza un examen de confirmación a través de una serología, es decir, mediante la detección en sangre de los anticuerpos activos frente al virus que indicarían que se ha padecido recientemente la enfermedad.
Una vez adquirida la Roséola, se adquiere inmunidad permanente, por lo que no se volverá a pasar la enfermedad.
¿Cómo se trata?
El tratamiento es sintomático, ya que no hay un tratamiento específico para este problema. Para calmar los síntomas se utilizan medicamentos tales como; analgésicos, antiinflamatorios y antitérmicos.
En el caso de que aparezca una convulsión febril, por causa de un ascenso brusco de la fiebre, se recomienda a los padres intentar bajarla mediante medios físicos y acercarse al centro de salud más cercano, donde se administrará medicación rectal (diazepam) que hará que la convulsión cese rápidamente.
No existe vacuna para esta enfermedad, por lo tanto, su única forma de evitar el contagio es la prevención; para ello es fundamental lavarse correctamente las manos, utilizar pañuelos de papel cuando se está resfriado, y mantener una higiene adecuada en las guarderías. Aún así es difícil que los niños no pasen por esta enfermedad
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