lunes, 28 de noviembre de 2016

La peste bubónica


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La peste bubónica, más conocida como peste negra, fué una enfermedad infecciosa que se manifestaba en las ingles, axilas o cuello, con la inflamación de alguno de los nódulos del sistema linfático acompañada de supuraciones y fiebres altas que provocaban en los enfermos escalofríos, rampas y delirio.  El ganglio linfático inflamado recibía el nombre de bubón.
Esta era la forma más común en la que se manifestaba más existía otra que consistía en una infección en la sangre (peste septicémica) y otra que afectaba a las vías respiratorias (peste neumónica). Estas dos últimas causaban una gran mortalidad,

El orígen de la enfermedad se sitúa en el conocido como País de la Oscuridad (actual Uzbekistán) pero se extendio a Europa muy rápido a través de puertos y demás rutas de comercio. Lo que más potenció su transmisión en la época eran las terribles condiciones higiénicas, la mala alimentación y los conocimientos médicos elementales.


Los indicios sugieren que la plaga fue, ante todo, de peste bubónica primaria (ya que la peste neumónica generaba una muerte en horas, sin dar tiempo al contagio practicamente). La transmisión se produjo a través de barcos y personas que transportaban los  agentes, las ratas y las pulgas infectadas, entre las mercancías o en sus propios cuerpos, y de este modo propagaban la peste de manera inconsciente. Las grandes ciudades comerciales eran los principales focos de recepción. Desde ellas, la plaga se transmitía a los burgos y las villas cercanas. Al mismo tiempo, desde las grandes ciudades la epidemia se transmitía hacia otros centros mercantiles y manufactureros situados a gran distancia. Por tanto la peste viajaba por rutas marítimas, terrestres e incluso en vías de peregrinación.


La propagación por vía marítima podía alcanzar unos 40 kilómetros diarios, mientras que por vía terrestre variaba entre 0,5 y 2 kilómetros (razón por la cual Islandia y Finlandia no llegaron a ser países afectados).



LAS CIFRAS DETONADORAS.



 Tras esta epidemia los 80 millones de europeos quedaron reducidos a tan sólo 30 entre 1347 y 1353.Los brotes posteriores de la epidemia cortaron de raíz la recuperación demográfica de Europa, que no se consolidó hasta casi una centuria más tarde, a mediados del siglo XV. La única buena noticia que pudo surgir a partir de esta época fué el gran avance científico, ya que las personas comenzaron a investigar como fruto del miedo al contagio. Para concluír aporto un vídeo en el que se explica perfectamente los orígenes de la transmisión de esta infección así como sus vectores.

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